martes, 20 de abril de 2010

LOS IBEYIS


África

En los pueblos primitivos, el nacimiento de mellizos es generalmente acogido como algo fuera de lo natural. En el África ecuatorial occidental algunos reciben a los mellizos con muestras de alegría, para otros el nacimiento de gemelos es un signo desgraciado. Entre los Arebo de Guinea cuando ocurría un nacimiento doble, la madre y los niños eran ajusticiados por considerárseles sumamente peligrosos para la comunidad. En Unyanyembe, en el Niger, a la madre y a los niños se les arrojaba al agua por motivos semejantes. Sin embargo, la mayor parte de los Yoruba consideran a los mellizos como seres excepcionales a los que se respeta y halaga. Creen que los mellizos son los representantes de los Oricha Ibeyi, los gemelos sagrados. Los Fons, del Dahomey, también rinden culto a los mellizos sagrados llamados Hoho.

En Cuba y en Brasil se les rinde culto debido a la influencia Yoruba, en Haití también, pero allí se debe a la influencia dahomeyana.
El mayor de los gemelos sagrados se llama Taiwo, que es un nombre formado por la contracción de la frase To-aiyo-wo (el primero que saborea el mundo). El segundo se llama Kehinde, nombre que viene de la frase Ko-ehin-de (el que viene detrás de otra persona). Ellos personifican la fortuna, la suerte, la prosperidad. Se les representa por medio de imágenes antropomórficas que aparecen ligadas de manera que no pueda desunírseles. Se les ata por medio de una cadena o soga, ya que se considera que de separárseles todo su poder desaparecería.
El nacimiento de mellizos es considerado por los padres como una prueba de que la buena suerte y la fortuna les protegerá. Salen con sus hijos a pedir limosna a los transeúntes, a quienes saludan en nombre de los gemelos sagrados. Las personas a quienes saludan tienen que entregarles un pequeño regalo como prueba de respeto a los dioses. Hasta tal punto los mellizos son considerados como representantes de los Oricha Ibeyi, que en el caso de que uno de ellos muera, la madre tendrá que construir una imagen del difunto que el sobreviviente deberá llevar a todas partes. Cuando éste llega a adulto deberá entregar a su hermano muerto, como ofrendas, una parte de sus comidas, para poder asegurarse el beneplácito de los Ibeyi. De no hacer esto, los Ibeyi se molestarían y lo castigarían con la muerte.

Todos los mellizos tienen que rendirle culto a sus dioses protectores durante toda su vida. Los sacrificios son simples y consisten en pequeñas porciones de vegetales y frijoles principalmente.

Cuba

Estos orishas son los patronos de los niños, se les representa por dos jimaguas (varón y hembra), uno vestido de azul y blanco y el otro de rojo y blanco, y se les llama Ibeyis por los yorubas y Hobo por los fon.

En la Regla Kimbisa del Santo Cristo del Buen Viaje se les llama Batotonki, Batunque Mpangui y Guanalune Lupangueri; en Brillumba: Majumbo Moungu, Mpungu, Ntala y Msamba y en Mayombe: Bsimba Kalulu y O Masa.

En lo referente a la Sociedad Secreta Abakuá, no aparece información al respecto.

En el culto Arará son los marassa y en el Cabildo lyesá, Ibeyis y Marassa.
No tienen collares. Su símbolo es la inocencia. Se reciben, pero no se hacen ni montan a sus hijos. Como su padre, viven en las palmas, pero andan por las sabanas y bajan a los ríos o a los lugares donde suena el tambor. El mayor es medio adivino. Hablan por cocos y caracoles. Sus adornos: llaves, collares, monedas y medallas. Gustan de los caramelos. Aunque generalmente se les acepta como hijos de Shangó con Oshún, algunos le atribuyen su maternidad a Oyá, Yemayá, u Obatalá. En el diloggún hablan por Eyioco (2) y todos los meyi.
Entre los atributos de los Ibeyis se encuentran: dos muñecos sentados en taburetes unidos por un cordel, 2 tinajitas, 2 canastas, 2 cazuelitas de barro.

Haítí

En Haití son conocidos como los Marassas.

Santo Domingo

Al igual que en Haití se les llama los Marassa. Pero no son, propiamente hablando, divinidades, sino gemelos investidos de poderes extraordinarios, lo cual los convierte en seres excepcionales. Gracias a ello están capacitados para obrar ciertos prodigios como adivinar el futuro, detener o provocar la lluvia y curar dolencias. Tienen también la facultad, si así lo desean, de hacer daño a quienes violenten sus caprichos: por ello son objeto de un culto especial. En el Sabado Santo, Navidad o Epifanía se les sirve una comida llamada Comida-Marassa.

Trinidad-Tobago

En este culto se les conoce como Beji o Bélele.

Brasil

En Brasil, en general, son conocidos como Gemeos Ibeji, pero en Bahía se les llama Ibeje o simplemente Beje y su fiesta es el 2 de septiembre. Allí son adorados con una religiosidad profunda, se les dicen misas en todas las Iglesias y los niños salen a la calle desde muy temprano, pidiendo limosna para los festejos. Ese día, tanto las familias pudientes como las pobres, les dedican los mejores manjares de la ya muy famosa cocina bahiana, llamados, para la ocasión, carurus dos meninos o carurus dos santos.
Los Ibeje, aparecen siempre después de la manifestación de cualquier orisha, como un período de transición al estado normal, ya que los africanos decían que todas las personas que tienen santo, tienen también un ere de los jimaguas. La persona poseída por este ere se comportará como un niño, para diversión general. Durante las fiestas públicas son saludados con la exclamación de lá-o.
En el Candomblé de Flaviana, en Bahía, los eres tienen una fiesta especial: la cuerda de los Ibeje. Esta fiesta consta de una cuerda atada de un lado a otro del barracón, de la cual penden frutas, pedazos de cañas, un pote con dinero en menudo, etcétera, y todos los presentes comienzan a saltar para coger las cosas que de ella cuelgan hasta dejarla pelada. El culto a los niños es una festividad tradicional entre la población pobre de Bahía, que se celebra más fuera que dentro del Candomblé.


Elegguá


Orisha Mayor. Hijo de Obatalá y Yenmú. Se identifica con el Santo Niño de Atocha, San Roque, San Antonio de Padua y el Anima Sola. Posee las llaves del destino. Es el dueño de los caminos, las encrucijadas y las puertas. Vigía perpetuo, simboliza el destino incierto, el principio y fin de todas las cosas. Portero del monte y la sabana. Es uno de los guerreros. Este orisha que siempre está al acecho, porque es el espía de los dioses, es el primero al que se saluda y se le pide permiso para cualquier ceremonia. Es también el primero que come y bebe en los ritos de todos los orishas. (Según otro criterio es el primero a quien se le ofrenda, pero en realidad comen primero Oggún, porque el cuchillo que lo representa es quien primero entra en contacto con la sangre del animal sacrificado, después Orisha Oko, que es la tierra donde se derrama la sangre). Es una deidad susceptible pero a la vez juguetón. Lo mismo salva que mata. Artero y sanguinario. Fuma tabaco y lleva sombrero de yarey y un garabato en su mano. Por ser goloso se gana su favor ofrendándole caramelos. También le gustan los papalotes, los trompos, los pitos y otros juguetes. Sus comidas son: maíz tostado, pollo, ratón (que es su mensajero), jutía, chivo macho chiquito o mamón, jicotea, grillo, opé y obi. En Regla de Ocha no se le puede dar paloma porque le tuerce el destino a quien lo hace, aunque en Regla de Ifá si se le hace esta ofrenda. Habla por cocos y caracoles, siendo sus oddún en el diloggún el 1 (Okanasorde), 3 (Oggundá), 7 (Oddí) y 11 (Ojuani), pero también monta a sus hijos hombres y mujeres. Sus colores son el rojo y el negro. El primero representa sangre y el segundo muerte, dolor, tristeza. Este orisha posee 21 avatares . Sus collares son de matipó de cuentas rojas y negras alternadas.


Avatares de Elegguá

Los avatares o caminos de Elegguá son 21, en los que recibe el nombre de Eshu). Algunos de ellos como Akileyó, Alayikí, Eshu-bi y Eshu-beleké, son niños. Aunque existen más de 100 Eshu, y existen distintas versiones sobre sus caminos o avatares, los más reconocidos son:
1) Eshu-aku-boró. Avatar de la vida y la muerte.

2) Eshu-Alayikí. (Bara Alá Ayikí Agogó) Avatar de lo inesperado. El que es capaz de matar a su mejor amigo. En esta manifestación el santo es más glotón y rumbero, adicto al aguardiente y dado al engaño. En una ocasión hizo aparecer a su amigo Osún como culpable del robo de un chivo. Este camino nace en la letra de Ifá Oggundá-Iroso.

3) Eshu-Latieye. Por este avatar, todo lo que se haga, bueno o malo, siempre triunfa.

4) Eshu-bi. (Eshu-Bí-Biribí) Avatar que recibe el nombre de rey de las maldades. Es jefe o guia de los Jimaguas. Es muy dócil. Siempre está en las esquinas de las calles, lugar donde vive. Pendenciero y malvado. Provoca todo tipo de accidente.

5) Elegguá-laroyé. (Eshu Alaroyé o Loroyé) Reside en cazuela de barro situada detrás de la puerta de la calle. Es muy amigo de Oshún, a quien ayuda en los trabajos con fines amorosos. Le gustan los dulces y es amante del baile y el dinero. Bebe aguardiente de maíz y fuma. Burlón, malicioso y malcriado, anda siempre junto a Oggún y Oshosi por ser guerrero. Se le representa en piedra porosa. También trabaja para Ifá, porque lo sabe y lo ve todo y le advierte de los peligros. Se cuenta que en una ocasión le salvó la vida a Orula.

6) Eshu-ilé-Oloyá (Eshu Kaloya, Ilé Aloyá). Vive y deambula por mercados y plazas, haciendo trampas y maldades. Se le considera protector de los negociantes.

7) Eshu-Agguére. Acostumbra a vivir en la soledad en y en las cimas de las lomas.

8) Eshu-Laggwana (Eshu-Obanigwanna, Bara Alaggwana, Alagbawanna). Jefe de los eggúns, a quienes dirige con un látigo. Gusta de la manigua, donde reside, aunque sale a caminar y se aposta en las encrucijadas, donde mata con fuego o cuchillo. Le gusta la sangre, la guerra y los pleitos, provocando todo tipo de desgracia. Ayudó a Babalú Ayé cuando Obatalá lo castigó cuando quiso difundir la viruela, procurándole entonces dos perros y llevándolo donde Orula y Shangó. Los bibijagueros son suyos.

9) Eshu-Bokó. Reside en las sabanas y parajes solitarios del monte. Es la representación del Anima Sola. Se identifica también con Satanás. Sincretiza con San Bartolomé y su fiesta se celebra el 24 de agosto.

10) Eshu-Ogguanilebbe. (Eshu Owagni Legbé) Vive en cualquier parte. Provoca accidentes fatales, pleitos y guerras para que su amigo Oggún beba sangre. La letra de Ifá que lo nombra lleva concentrados los 21 Elegguá.

11) Eshu-Baraiña. (Eshu Obaraiñé, Okú Bara Iñé) Compañero y amigo de Osain, con quien siempre anda junto. Amigo y aliado de Shangó. Muy ligado a Eshu-Bí. Nace en Ogbara Meyi.

12) Eshu-Echeriké o Ayerú. (Echeriqué) Amigo de confianza de Osaín y también de Orula orisha del cual es custodio. Tiene como características que es revoltoso, tropieza con todos y atrae a las autoridades. Fuma en una cachimba yerbas aromáticas.

13) Eshu-Añaguí. Jefe de todos los Elegguás de Ifá. Es el más fino de todos los avatares de Elegguá. Posee en si mismo tres caminos, en uno de los cuales aparece con dos caras. Vive dentro del coco sabio y posee el aché de la vida, prosperidad y fertilidad. Se le reconoce la paternidad de Elegguá como Eshu Alari Shene Yeyé (la madre). Cuando se enoja es furioso como la tempestad. Se traslada montando remolinos. Vive en la entrada de las sabanas y en el monte. Sabe curar con yerbas. Su imagen lleva los 101 cauries lavados con omiero. En su tercer camino se le venera en piedra laterítica y se le considera padre de todos los Eshu, pues según un patakín, Orumbila Ni Agbomiregún, lo cortó en 200 piezas como castigo a su vanidad y estas partes se transformaron en 200 Eshu que posteriormente se multiplicaron. Por su jerarquía gobierna a los restantes Eshu, distribuye sus funciones y les dá nombre.

14) Eshu-Elufé. Uno de los más viejos de todos los Elegguá y uno de los jefes principales de esta legión. Vive retirado en el patio de las casas, bien lejos del olor de las mujeres. Su cara se esculpe en una piedra tosca con un cuello ancho que le sirve de base dentro de una fuente de barro. Se lava con omiero. Delante de este orisha nadie se puede desvestir ni hacer nada malo, ni proferir palabras obscenas, pues es muy puritano. Se plantea que nunca tuvo mujer y que está kanchila (herniado) colgándole los testículos hasta las rodillas.

15) Eshu-Alaleilú. (Eshu Alá Le Ilú) Título de honor que ostenta Elegguá en las ciudades. Uno de los más viejos y grandes avatares de Elegguá. Es awó (adivino) de gran jerarquía.

16) Eshu-Olankí. (Olonkí) Vive en matojos y maniguas. Acompaña a Akokocibiyá y a Osiká.

17) Eshu-Barakeño (Abalonké). Mantiene relaciones comerciales con la muerte. Travieso todo lo trastorna y confunde. Es el más pequeño de todos los Eshu.

18) Eshu-Osiká-Kakorobiye. Representan la pareja. Les gusta mucho jugar con trompos y bolas de cristal porque es un Elegguá niño. Fuma cigarros y es compañeros de Olanki.

19) Eshu-Osa Iká. También juega con bolas de cristal, trompos y fuma cigarros. Todo lo revuelve o lo vira al revés. Recibe su nombre de un Oddún de Ifá.

20) Eshu-Akókele Lebiyú (Alaroyé Akabeliyú). Tropieza con todo lo que se encuentra. Atrae a la policía, si no la busca el mismo cuando se irrita con el dueño de la casa, porque es muy rencoroso.

21) Eshu-Agganiká. Con similares características al anterior. Anda siempre junto con Laroyé, Kinkeyé, Akókelebiyú y Alalú. Siempre anda a caballo blandiendo un machete. En su carga se le pone azogue.

Pataki

Un príncipe heredó el trono de su padre, que durante su vida gobernó próspero y feliz. Cuando el príncipe comenzó a gobernar, un día encontró detrás de la puerta de la calle un obi (coco), lo recogió y fue con él a ver a un babalawo que le dijo que para gobernar con sabiduría y progreso debía rendir adoración y respeto al obi. El príncipe así lo hizo durante un tiempo, pero luego se envaneció y el obi fue olvidado, por lo que a él y su pueblo sufrieron múltiples plagas y enfermedades. Murió y los ancianos se reunieron llegando a la conclusión de que aquel obi que brillaba tenía mágicos poderes y se le rindió culto desde entonces.

Olofi hizo una fiesta y todos los santos asistieron lujosamente ataviados y con grandes presentes, menos Elegguá. Olofi preguntó por él, pues le tenía gran afectado, ya que en una ocasión le curó de un dolor que ningún orisha le había podido curar. Los orishas le dijeron que no había sido invitado. Olofi se enojó y dijo que la fiesta no empezaba hasta que Elegguá no llegara. Cuando este lo hizo, pobremente vestido, le regaló a Olofi un coco (obi) que traía y que despedía una fuerte luz. Olofi enseñó a todos el presente muy complacido. A partir de ese momento lo proclamó dueño y señor de los caminos y decidió que estaría detrás de cada puerta y encrucijada, así como sería el primero en comer y beber en cada fiesta de santo.

(Dios de los caminos y las encrucijadas). Olofi mandó a buscar a todos los santos con Elegguá y él así lo hizo diciéndole a todos que asistieran, que no lo agraviaran. Esa noche todos los orishas fueron lujosamente vestidos de blanco y con sus prendas, menos Elegguá, que aunque también fue de blanco lo hizo modestamente vestido. A cada orisha Olofi le entregó una calabaza que estos recibieron con indiferencia. Cuando terminó la fiesta y se fueron, iban arrojando las calabazas por el camino. Elegguá, que fue el último en irse, vio las calabazas esparcidas por el camino y las fue recogiendo. Al llegar a su casa su mujer le dijo que no había nada que cocinar, entonces le entregó una de las calabazas. Cuando la picó resultó que estaba llena de monedas de oro. Elegguá cogió todas las calabazas y fue a ver a Olofi, a quien relató todo lo acontecido. Olofi, que lo escuchó pacientemente, le dió a Elegguá todas las calabazas por ser buen hijo y lo designó como dueño de los caminos y encrucijadas y le otorgó el privilegio de ser el primero en comer y beber en las fiestas de santos. (este patakín en ocasiones se le atribuye a otros orishas).

Receptaculo

La "sopera" donde se asienta Elegguá es una freidera de barro algo plana conteniendo las otán del orisha y que están en dependencia del camino que marque (piedra de loma, de río, de bosque, etc.) y deben tener aspecto humanoide. Generalmente tienen tres cauris (caracoles) que representan los ojos y la boca. Son situadas detrás de las puertas en contacto con el piso